Reflexionando sobre el inicio del mes de noviembre; me detuve a pensar en todas las cosas que me gustan de este mes.
Es otoño en el área donde vivo, mi estación favorita del año; hojas de lindos colores en todos los árboles esperando caer en cumplimiento del proceso anual de transformación y renacimiento. Las ardillas y otros animalitos frenéticamente buscando nueces y otras semillas para asegurarse que tendrán suficiente alimento durante el invierno que se avecina, sin contar con que dos de las fiestas más lindas y significativas para mí suceden en esta época del año: Acción de Gracias y Navidad.
Son las pequeñas cosas, como un cambio de estación o las fiestas que se avecinan, las que me alegran el día y no pude evitar traer a mi meditación la importancia del agradecimiento. Recientemente leí un artículo que decía que ser agradecidos puede ser fundamental para nuestra salud mental y espiritual y para mejorar nuestras probabilidades de éxito en la vida.
La escuela de medicina de Harvard define la gratitud como la apreciación hacia las cosas que nos son valiosas o significativas. El agradecimiento también indica que tomarnos el tiempo para expresar gratitud y apreciar los dones que hemos recibido, nos hace sentir emociones positivas, nos ayuda a disfrutar más de las experiencias, mejora la salud general proporcionándonos herramientas para manejar el stress y las dificultades, y nos ayuda a mejorar nuestras relaciones. ¡Cuántos beneficios solo por agradecer lo que tenemos y recibimos!
Entiendo que el mundo y la vida no son color de rosa y que todos tenemos diferentes circunstancias y problemas; pero igualmente estoy segura de que todos tenemos cada día algo que podamos agradecer.
Ser agradecidos no sólo es beneficioso para nosotros mismos, sino para las personas que están a nuestro alrededor. No importa cuál sea nuestra situación, todos los días nos suceden cosas buenas y positivas; no necesariamente espectaculares, pero una serie de pequeños milagros que enriquecen y alegran nuestra vida, y si aprendiéramos a identificarlas y agradecerlas, seguramente viviríamos más felices.
El simple hecho de despertar cada mañana saludable y completa es motivo para agradecer, saber que puedes respirar, ver, sentir, oler, oír, caminar; que tienes una familia, amistades, una ocupación que te gusta y con la cual puedes ganar el sustento, son motivos por los cuales podemos y debemos agradecer.
Ser agradecidos no sólo nos llena de energía positiva y nos hace más felices, sino que tiene la capacidad de hacer más felices a otros ,ya que podemos contagiar ese positivismo a otras personas y convertirlo en una ola de positividad, gratitud y buena energía.
Como educadoras, es importante que comencemos a generar sentimientos de gratitud en los niños a nuestro cuidado. Es algo que no vamos a lograr en un mes, ni en un día, pero podemos ir sembrando la semillita poco a poco:
1. Los niños aprenden lo que ven: modelemos palabras y acciones de gratitud.
2. Siempre demos las gracias e incentivemos a los niños a decir gracias.
3. Dediquemos un tiempo cada día para dar gracias. Algunas personas acostumbran a dar gracias en la mañana antes de iniciar el día, otras personas dan gracias antes de comer, y otras prefieren hacerlo a la despedida: “gracias por venir hoy a compartir el día y aprender con nosotros”!
4. Permite e incentiva a los niños a ayudar a poner la mesa, recoger los juguetes, a sacar los materiales de trabajo de la actividad etc.; y siempre reconoce su esfuerzo y dales las gracias.
5. En esta época especial del año, escojamos libros y actividades que modelen y expresen gratitud.
Noviembre: un mes para dar las gracias🍂
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